domingo, 14 de diciembre de 2014

Rubia Divina, de otro Mundo


Se tumbó sobre mí, y su polla me penetró sin ningún problema ni espera, pues mi vagina estaba empapada de jugos y abierta, esperándole y su polla estaba también bien húmeda y lubricada de mi saliva. Sentía su polla dentro de mí, atravesándome, follándome, entrando hasta el fondo de mi coño y saliendo casi hasta la entrada para volver a hundirse en mis entrañas, en un vaivén maravilloso que me proporcionaba un placer indescriptible.

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